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Alertas y signos de alarma en el bebé

Alertas y signos de alarma en el bebé

Alertas y signos de alarma en el bebé

Alertas y signos de alarmas en el bebé

A continuación, describimos algunos signos de alarmas en el bebé. En caso de presentarse alguno de estos, recomendamos consultar con el médico o pediatra:

  • Cambio en el rango de temperatura corporal normal: fiebre mayor a 38°C, alerta sobre una posible infección, por debajo de 36°C alerta sobre hipotermia.
  • Somnolencia: el niño recién nacido que duerme más de 6 horas y es difícil despertarlo.
  • Cambios en la coloración de la piel: ictericia coloración amarilla, cianosis coloración azulada o morada, palidez coloración blanquecina de la piel.
  • Disminución del volumen urinario: niño recién nacido que no orine en un período de 6 a 8 horas, presenta alerta sobre una posible deshidratación.
  • Si al orinar el bebé tiene molestias.
  • Si pasa más de una semana sin producir deposiciones.
  • Llanto o irritabilidad excesiva del bebé, cuando la duración del llanto sea mayor a tres horas. Puede alertar sobre hambre, dolor o situaciones tales como enfermedad por reflujo gastroesofágico o alergia a la proteína de la leche, entre otros.
  • Presencia de sangre en las heces o deposiciones: alerta sobre una posible alergia a la proteína de la leche, fisura anal, entre otros.
  • Dificultades respiratorias: si el niño respira con dificultad o tiene un patrón respiratorio diferente al habitual.
  • Abombamiento o hundimiento de la fontanela

Síndrome del niño sacudido (Shaken baby sindrome)

Se define como una lesión cerebral grave que se produce por sacudir violentamente a un bebé o a un niño pequeño.

Los bebés tienen una cabeza pesada que inicialmente no sostienen bien y unos músculos del cuello más débiles. Cuando un bebé sufre sacudidas o zarandeo o es lanzado al aire con fuerza, su frágil cerebro se mueve hacia adelante y hacia atrás dentro del cráneo lo cual puede provocar hematomas, hinchazón y sangrado. Esto ocurre generalmente cuando un padre o las personas responsables del cuidado sienten frustración o ira, a menudo porque el niño no deja de llorar.

Por lo general, este síndrome no ocurre por hacer saltar al niño sobre la rodilla, por sufrir caídas leves ni por jugar saltos o vaivenes.

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