Pautas esenciales para el nuevo rol de ser padres
Crianza
Les proponemos empezar desde el día cero, antes del nacimiento. Este es uno de los momentos donde más oirán muchas voces acerca de lo que es ser padres. Elegir bien a quién escuchar hará que nos vinculemos de manera particular con las necesidades de nuestros hijos. No será lo mismo si nos cuentan que la maternidad y paternidad parten la vida en dos porque se acaban los placeres, o por el contrario, si nos comparten historias sobre la alegría que vive un hogar cuando llega un niño.
Los primeros días traerán emociones encontradas, alegrías mezcladas con cansancio y miedo, gratitud combinada con ternura.
El día uno empieza tras la llegada de un hijo a casa. Estos primeros días serán de mucha adaptación tanto para el bebé como para los padres.
Creamos entonces una lista de pautas para que no desconfíen de su capacidad de ser padres y direccionen su energía hacia el proceso de crianza.
Recomendamos…
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Ser un muy buen investigador. Al oír el más mínimo consejo procura informarte con profesionales de la salud acerca de si estas prácticas potencian el crecimiento de nuestros hijos y el desarrollo como padres. Esto evitará que creamos todo y nos preocupemos con cosas que no son ciertas.
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Rodearse de personas y espacios que generan buenas sensaciones. Nuestro bebé tiene un canal directo con lo que siente la madre, por lo tanto, esta le comunica sus emociones. Seleccionar dónde y con quién estar por lo bien que nos hace sentir, hará la diferencia en el embarazo y en todo el proceso de crianza.
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Identificar las fortalezas de los padres o cuidadores. Volvamos estas fortalezas responsabilidades de las necesidades del nuevo bebé. Por ejemplo, una personalidad más tranquila, podrá acompañar más fácilmente los momentos de llanto incomprendido, quien sea más preciso en sus movimientos podrá cortar las uñas.
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Compartir nuestra historia de crianza. Durante el embarazo hay tiempo para conocer más sobre cómo fue la crianza de nuestra pareja y compartir la nuestra. Reflexionar sobre las prácticas que recordamos con amor y cuáles no quisiéramos repetir, se convierte en un ejercicio indispensable para ir creando nuestro propio concepto de ser padres.
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Identificar emociones. Para ir aclarando nuestras emociones es importante sensibilizarnos, ya que en ocasiones lo que sentimos es agotamiento por las nuevas exigencias del cuidado del bebé o, por el contrario, las emociones se relacionan con otros sucesos de vida. Esto permitirá que podamos redistribuir funciones o dedicarnos un tiempo como pareja.
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Ordenar visitas. Procuremos llegar a acuerdos sobre las visitas para conocer al bebé. Estas, en lo posible, no deben ser muy largas ni frecuentes en los primeros meses.
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Trabajo en equipo. Dejar comida preparada, alistar previamente lo que necesita el bebé y repartir las tareas de la casa, si es posible a otros familiares.
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La importancia de hablar. Ahora, como padres, debemos sacar frecuentemente un tiempo para conversar acerca de cómo estamos avanzando en la crianza de nuestro hijo, qué nos gusta, qué debemos cambiar, qué otras alternativas tenemos, qué tanto involucramos a tíos, abuelos o amigos, entre muchos más asuntos que pueden ser hablados para una mejor calidad de vida.