
El sueño del bebé: evolución, cambios y cómo acompañarlo
El sueño del bebé: evolución, cambios y cómo acompañarlo
¿Por qué el sueño es tan importante?
Durante el sueño, el cerebro del bebé produce las conexiones y células necesarias para su desarrollo mental, físico y emocional. Cuando descansan lo suficiente con un ciclo regulado, los niños son más tranquilos, concentrados y llenos de energía para jugar, aprender y explorar.
También es esencial respetar las siestas diurnas, especialmente en bebés y niños pequeños (hasta los 4-5 años aproximadamente). El descanso durante el día les ayuda a procesar lo aprendido, mantener el equilibrio emocional y regular su energía.
Cómo evoluciona el sueño infantil
El sueño no es algo fijo: cambia mes a mes. Entender esos cambios nos ayuda a acompañar al bebé sin sentir que algo falló.
Más que pensar en retrocesos o lo que popularmente llaman de “regresiones”, debemos entender que el patrón del sueño cambia, se transforma y evoluciona.
Los cambios no son retrocesos, sino ajustes que se dan porque el bebé está creciendo, aprendiendo nuevas habilidades y su cerebro se está organizando.
Acompañar estos cambios con rutinas consistentes, un ambiente tranquilo y la seguridad de un adulto regulado ayuda al bebé a consolidar un sueño más estable.
Factores que modulan esos cambios
- Maduración neurológica: el cerebro desarrolla fases de sueño más complejas.
- Saltos motrices: cuando comienzan a rodar, gatear o caminar, su cerebro está más activo, lo que puede afectar el sueño.
- Ajustes en la alimentación: el inicio de la alimentación complementaria o cambios en las tomas nocturnas modifican los despertares.
- Vínculo y separación: alrededor de los 8–9 meses puede aparecer la ansiedad por separación, lo que también influye en los despertares nocturnos.
Momentos clave en la evolución del sueño
Los momentos más frecuentes en los que los papás notan estos cambios son:
- 8 a 10 semanas: aparece el ritmo circadiano
A esta edad, el bebé empieza a diferenciar entre el día y la noche. Este ritmo circadiano se regula gracias a hormonas como la melatonina (que favorece el sueño) y el cortisol (que mantiene el estado de alerta). Gracias a este proceso, el bebé logra prolongar un poco más su primer sueño nocturno. Este es un momento ideal para acompañarlo con rutinas suaves, repetitivas y constantes.
- A los 4 meses:
Antes de esto, el sueño del bebé era más simple, compuesto por apenas dos fases:
-
- Sueño activo: se mueve, respira irregular, hace gestos.
- Sueño tranquilo: está quieto, respira de forma calmada, parece muy profundo.
Alrededor de los 4 meses, el sueño del bebé se hace más completo: ya no tiene solo dos fases, sino que aparecen ciclos con sueño ligero, sueño profundo y sueño REM (la fase en la que sueña y su cerebro trabaja intensamente, procesando lo aprendido y consolidando la memoria y las emociones). En este momento es normal que el bebé se despierte más seguido al pasar de una fase a otra.
- Alrededor de los 8–9 meses: aparecen logros motores (como gatear o ponerse de pie) y la ansiedad por separación, lo que puede generar más despertares nocturnos.
- A partir de los 12 meses (1 año): cambios en la rutina de siestas, algunos bebés pasan de 2 siestas a 1, lo que puede alterar su descanso.
- A los 18 meses: más independencia, desarrollo del lenguaje y límites emocionales pueden influir en la hora de dormir.
- A los 2 años: surge resistencia a dormir.
- Entre los 3 y los 6 años: pueden ocurrir pesadillas o terrores nocturnos, relacionados con la imaginación y la afirmación de la autonomía.
Lo clave es entender que el sueño evoluciona y madura con el desarrollo, y que estos “desajustes” son temporales. Con rutinas claras, un ambiente tranquilo y la presencia calmada del adulto, los bebés y niños retoman el equilibrio.
Tiempos de sueño recomendados
Edad | N.º de siestas | Duración de las siestas (horas) | Horas de sueño nocturno | Total de horas de sueño |
---|---|---|---|---|
1 mes | 3 | 6 – 7 | 8 – 10 | 15 – 16 |
3 meses | 3 | 5 – 6 | 10 – 11 | 15 |
6 meses | 2 | 3 – 4 | 10 – 11 | 14 – 15 |
9 meses | 2 | 2 – 4 | 11 – 12 | 14 |
12 meses | 1 – 2 | 2 – 3 | 11 – 12 | 13 – 14 |
2 años | 1 | 1 – 2 | 11 – 12 | 13 |
3 años | 1 | 1 – 2 | 11 | 12 |
4 años | 0 | 0 | 11 | 11 – 12 |
5 años | 0 | 0 | 11 | 11 |
En esta tabla, mostramos una aproximación a los tiempos de sueño sugeridos para los diferentes grupos de edad. Es importante tener en cuenta que la duración del sueño durante la infancia muestra una gran variabilidad entre un niño y otro; así como las características, gustos, estabilidad a largo plazo o cambios anuales en sus patrones de sueño. Por esto, es importante realizar una aproximación individual al desarrollo del sueño en cada niño, para así ajustar las expectativas de duración frente a la necesidad individual de sueño.
Rutinas: tu mejor aliada
Desde edades tempranas, establecer una rutina diaria y una rutina para la hora de dormir es clave para acompañar todos estos cambios. Estas rutinas ayudan a que el bebé anticipe lo que viene, se sienta seguro y desacelere progresivamente hacia el sueño.
En el blog de Tool-be explicamos cómo empezar y mantener estas rutinas de forma práctica: puedes ver el artículo completo aquí 👉 Rutinas para bebés: por qué son importantes y cómo empezar
Cómo crear una rutina de sueño para tu bebé
Identificar los signos de cansancio
Una de las claves para que el bebé duerma bien es respetar sus señales de cansancio. Cuando seguimos una rutina diaria, es más fácil reconocerlas: mirada perdida, bostezos, frotarse los ojos, perder el interés por jugar o ponerse más inquieto.
Lo ideal es iniciar el ritual de sueño en cuanto aparecen estos signos. Si dejamos pasar demasiado tiempo, el bebé puede llegar a un estado de cansancio excesivo, lo que lo vuelve más irritable y dificulta conciliar el sueño.
Preparar al bebé para dormir
Los bebés y niños pequeños se sienten seguros cuando anticipan lo que va a pasar. Por eso, un ritual repetido antes de dormir —de día para las siestas o de noche— les da calma y les ayuda a autorregularse.
El ambiente debe ser tranquilo, con poca luz, sin pantallas y sin ruidos fuertes. Esto les indica que es momento de desacelerar y descansar.
Ejemplo de rutina nocturna
Cada familia puede adaptarla según sus costumbres, pero aquí tienes un ejemplo sencillo y efectivo:
- Preparar el ambiente: baja la intensidad de la luz, reduce ruidos y crea un clima sereno.
- Contacto físico y calma: un masaje suave o abrazos para relajar al bebé.
- Baño de relajación (opcional, no todos los días, depende de la familia).
- Ropa cómoda y adecuada al clima.
- Alimentación: la última toma de leche o comida, sin prisas.
- Higiene oral: limpiar lengua, encías y los dientes que tenga.
- Momento de conexión: leer un cuento corto, cantar una canción suave o contarle algo lindo del día.
- Ritual de cierre: dar gracias por el día, un beso de buenas noches y apagar la luz.
Recomendaciones adicionales
- Mantén la constancia: repite el ritual siempre en el mismo orden y a la misma hora. Eso le da seguridad al bebé.
- Hazlo breve y predecible: una rutina demasiado larga puede sobreestimular. Lo ideal es que dure entre 20 y 30 minutos.
- Adapta a la edad: en los más pequeños bastará con el contacto físico y la alimentación; con los más grandes puedes incluir lectura, conversación o canciones.
- El adulto también debe estar calmado: los bebés sienten la energía de sus cuidadores. Si estás estresado o apurado, será más difícil que el bebé se relaje.
Errores comunes al dormir al bebé
- Mecerlo siempre en brazos o en el coche hasta que se duerma (luego no logra conciliar el sueño sin ese movimiento).
- Dormirlo mientras come (pecho o tetero) cada vez: se vuelve una asociación difícil de quitar.
- Dejarlo durmiendo con chupeta.
- Pasar al bebé a la cama de los padres cada vez que se despierta sin tener un plan claro de sueño compartido o colecho seguro.
- Dejarlo dormir con pantallas encendidas (TV, celular, tablet), que estimulan el cerebro en lugar de relajarlo.
- Usar biberón con líquidos distintos a leche materna o fórmula (como infusiones o manzanilla) con la idea de que duerma más.
- Acostarlo demasiado tarde pensando que así dormirá mejor: en realidad, un bebé sobrecansado descansa peor.
- Encender la luz brillante o hablarle demasiado en despertares nocturnos: esto lo estimula y confunde sus ritmos de sueño.
- No establecer rutinas consistentes: variar mucho los horarios y rituales dificulta que el bebé entienda que llega la hora de dormir.
Estas prácticas, que parecen ayudar en el corto plazo, pueden convertirse en dificultades más adelante porque el bebé crea dependencia de ellas para poder dormirse. Por ejemplo, si siempre se duerme meciéndose en brazos, tomando pecho o tetero, o en movimiento dentro del coche, llegará un momento en que solo acepte esas condiciones para conciliar el sueño. Esto no solo afecta los despertares nocturnos —cuando los papás deben repetir el mismo ritual una y otra vez—, sino también las siestas durante el día, que terminan siendo difíciles de lograr si no están acompañadas de esas mismas ayudas.
Por eso, lo ideal es que el bebé aprenda a relacionar el sueño con un entorno estable, tranquilo y predecible, en lugar de depender de apoyos externos que son difíciles de mantener en el tiempo.
Y por último recuerda todas las recomendaciones parta tener un sueño seguro
En este artículo aprenderás todas las recomendaciones de seguridad para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante
👉 ¿Dónde debe dormir el bebé? recomendaciones para un sueño seguro