El niño miedoso

La niñez es el momento perfecto para fantasear, por eso hay miedos que resolvemos mientras crecemos y otros para los que necesitamos ayuda y más compañía. El miedo es una emoción que busca probar las propias capacidades y las de los demás para enfrentar situaciones nuevas que aparecen para aprender a protegerse y confirmar que este es un lugar de protección.

Aceptemos sin condiciones lo que siente nuestro hijo, atender cada llamado, oír cada pregunta, acompañar cuando lo necesita y abrazar en cada momento difícil, ratifica que podemos ser valientes.

Este temor que sienten nuestros hijos nos invita a investigar sus razones porque por lo general son desconocidas para nosotros y para todos, lo cual no significa que no existen.

• Evitemos el “no existe” o “está solo en tu imaginación”: ignorar sus sentimientos no nos permite conocerlos.
• Preguntemos acerca de lo que siente, las respuestas son claves para descubrir qué debemos cambiar o cómo hay que acompañar.
• Hablar de sus miedos, en su lenguaje será más fácil, elijamos un cuento o contemos una historia que describa cómo actúa un personaje en estas situaciones. Pintar, jugar o representar la fantasía de nuestro hijo, todo esto hará que podamos encontrar alternativas de solución, por ejemplo, colgar los dibujos como protección en las noches.
• Pensar que dejarlo solo soluciona sus miedos puede ser inadecuado y convertirse en un factor de riesgo, siempre será mejor conversar con alguien lo que nos preocupa para no seguir con la idea de que algo malo nos pasará.